viernes, 24 de junio de 2016

GESTOS COTIDIANOS QUE EMPEORAN EL BRUXISMO




            El bruxismo (apretar o rechinar los dientes) es una disfunción que afecta a una gran parte de la población.
Provoca dolor en la musculatura implicada en la masticación y en la mímica facial, así como en la región cervical. También puede provocar cefaleas, dificultad al tragar, tendencia a la afonía y limitación en la apertura de la boca.

            Gestos tan cotidianos como masticar chicle, fumar, morder los bolígrafos o la mucosa oral, morderse las uñas o comer pipas, empeoran el dolor provocado por el bruxismo.

Esto se explica porque la posición de la mandíbula se desvía de su posición de reposo para realizar el gesto elegido en cada ocasión de manera repetitiva. En ocasiones va acompañada del cierre de la boca sobre un punto muy pequeño, como cuando comemos frutos secos o realizamos mordeduras repetitivas. En estas ocasiones, la presión de la mordida se centra en una diminuta superficie y el resto se queda en el aire, repercutiendo en ambas articulaciones témporomandibulares (ATM) de manera negativa pues no pueden descargar la presión de la mordida sobre una amplia superficie. 



Algo similar ocurre al fumar. Al aspirar el cigarrillo se adelanta la posición de la mandíbula, al igual que cuando tomamos un batido con pajita, y se mantiene unos segundos. Este gesto repetitivo fatiga la musculatura masticatoria y ejerce presión en las ATM provocando no solo dolor sino otras disfunciones como cefaleas, cervicalgias...

Estos son algunos ejemplos de cómo malos hábitos empeoran el bruxismo y sus síntomas, así como una incorrecta postura ante el ordenador, cargar en exceso el bolso o la mochila o sentarse inadecuadamente.  

Dentro de un equipo multidisciplinar (odontólogo, traumatólogo, cirujano maxilofacial...) el fisioterapeuta-osteópata representa un elemento esencial para mejorar la calidad de vida del paciente bruxista al tratarlo  y educarlo para que las molestias sean las menores posibles. Para ello hay que analizar cada caso individualizadamente, ver los hábitos del paciente y analizar su postura tanto en casa como en el trabajo para que el individuo integre una buena ergonomía y hábitos saludables.

El tratamiento del bruxismo tiene dos elementos importantes:
-         el fisioterapeuta-osteópata con la formación adecuada que aplica tratamiento manual complementado con ejercicios
-         el trabajo del paciente en casa: ergonomía, ejercicios específicos, hábitos alimentarios y cotidianos. 

Es por ello que el bruxismo es una disfunción que puede mejorar con un tratamiento adecuado de fisioterapia y osteopatía. 



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