jueves, 14 de mayo de 2015

LOS CÓLICOS DEL LACTANTE Y LA OSTEOPATÍA



Los cólicos del lactante, entre otros, son el principal motivo de consulta en Pediatría.  Da igual que los padres sean primerizos o no, la cara de agotamiento y las ojeras hacen mella en los sufridos padres de un bebé con cólico del lactante. 


Este cuadro aparece en bebés desde el nacimiento hasta el 4º-5º mes de vida. Se caracteriza por un llanto fuerte acompañado de flexo-extensión continua de sus piernas, abdomen duro, exceso de gases y dificultad para expulsarlos, así como gran irritabilidad.
Suele ocurrir tras las tomas y más en la tarde y noche, que es cuando su inmaduro sistema digestivo está más sobrecargado. 

Hablamos de diferentes hipótesis para justificar los cólicos del lactante: inmadurez del sistema digestivo y nervioso, intolerancias alimentarias, disfunciones en la columna vertebral, posición fetal y canal del parto (irritación del nervio vago). 

En consulta se evalúan las zonas de tensión y disfunción en el niño, haciendo especial hincapié en el cráneo y sistema digestivo, sin olvidar sus cervicales y diafragma. El tratamiento se compone de técnicas muy suaves y precisas adaptadas al bebé. Cabe destacar que no se produce dolor en ningún momento.


Otro aspecto importante es la manera de dar el pecho o el biberón, así como los horarios de alimentación. Se instruye a estos padres para que se realice de manera correcta. 

Con todo ello se devuelve la funcionalidad al organismo del bebé aliviando su sistema digestivo y facilitando su descanso ...... y el de su familia también ;)


martes, 12 de mayo de 2015

POR QUÉ DEBEMOS MASTICAR CON AMBOS LADOS

             La boca está formada por dos huesos, el maxilar (arriba) y la mandíbula (abajo) y en ellos se alojan los dientes, encargados de triturar la comida antes de tragarla y que llegue al estómago.
            Para que todo este proceso de la masticación ocurra es necesaria la colaboración de los distintos músculos masticatorios de apertura y cierre, así como de la lengua (“la sin hueso”). Estos músculos se encargan de abrir y cerrar la boca de manera sincrónica, descargando toda su potencia muscular sobre el alimento que masticamos.


           
               Vamos a explicarlo con un ejemplo: abrid la boca e intentad cerrarla solamente por la derecha.....a que es imposible? Pues de la misma manera ocurre cuando masticamos.

            Cuando masticamos podemos llegar a producir una fuerza equivalente a 70kg, imaginaos lo que es eso!!!!


       
           Cuando los dientes encuentran el alimento descargan la fuerza sobre él, pero..... ¿qué pasa en el lado opuesto donde no hay alimento? Pues que los músculos también descargan su fuerza pero al vacío. De esta manera el reparto de la fuerza muscular se ve desequilibrado y puede provocar dolor en las articulaciones témporomandibulares (ATM) si siempre masticamos por ese lado.  

            Por otro lado, la masticación también contribuye a tener unos dientes más fuertes. Los dientes se encuentran unidos al hueso por el ligamento periodontal que se ver reforzado por el estímulo masticatorio.

            Por esta razón es importante masticar con los dos lados para equilibrar en lo posible la descarga de fuerza muscular tan intensa que se produce durante la masticación y tener unos dientes más fuertes y sanos. 



 

miércoles, 6 de mayo de 2015

EL BRUXISMO Y SUS CONSECUENCIAS

            El bruxismo es una disfunción de la articulación témporo-mandibular (ATM) que consiste en apretar o rechinar los dientes. El nombre suena raro pero es más común de lo que parece en un principio. Seguro que más de un lector lo sufre y no lo sabe, o lo sabe y está un poco perdido.


            Los síntomas más comunes son el dolor en los laterales de la boca (maseteros) al despertar por la mañana o al final del día, junto con dolor facial y/o cabeza. También suele acompañarse de cervicalgias, dificultad al tragar sólidos, disminución de la apertura de la boca y sus movimientos.

El disco articular sufre el buxismo.
El bruxismo más llamativo es el “excéntrico”, que consiste en rechinar los dientes de manera inconsciente. Ocurre tanto de día como de noche, y es nuestra pareja quien nos alerta de ello por el ruido tan desagradable que produce. Otro signo evidente de este tipo de bruxismo es el desgaste dental, es decir, el aplanamiento de las cúspides dentales por el “molido” intenso al que las sometemos. Nos cuesta más masticar, tardamos más en comer alimentos fibrosos como la carne y nuestras digestiones se vuelven cada vez más pesadas. Es el dentista quien nos suele advertir del desgaste dental. 

El otro tipo de bruxismo es el “céntrico”, que consiste en apretar los dientes con fuerza. Igualmente ocurre de manera inconsciente y tanto de día como de noche. La consecuencia de este tipo de bruxismo es principalmente el dolor en la musculatura masticatoria de cierre. Yo lo llamo “dolor en tirante”, desde el ángulo de la mandíbula (gnion) hasta los laterales del cráneo en su región temporal, por detrás de las sienes.
Este tipo de bruxismo aparece más en tareas que requieren una mayor concentración o trabajos de precisión. Pueden llegar a aparecer grietas en el esmalte dental debido a la gran presión de la mordida (puede llegar a 77kg).

Sin embargo, lo más habitual es que el bruxista presente los dos tipos combinados, uno en mayor medida que otro, pero los dos.

Dientes dañados por el bruxismo.
El tratamiento más común para el bruxismo es la férula de descarga y en ocasiones, relajantes musculares más anlgésicos. Esto es insuficiente. El bruxismo requiere un tratamiento adecuado por parte de un equipo multidisciplinar  (Fisioterapeuta, Cirujano Máxilofacial, Odontólogo, Otorrino, Psicólogo...).  

En nuestro caso aplicamos técnicas de Osteopatía adecuadas a cada paciente tras una detallada valoración. También recomendamos o no el uso de la férula de descarga rígida, tanto de día como de noche si el caso es muy doloroso. Además, hay que insistir en el trabajo del paciente en casa y unas pautas de ergonomía que son fundamentales para la mejoría del paciente.